Tiempo de lectura para niños: 10 min
Érase una vez un hombre que había compuesto versos para el abecedario, siempre dos para cada letra, exactamente como vemos en la antigua cartilla. Decía que hacía falta algo nuevo, pues los viejos pareados estaban muy sobados, y los suyos le parecían muy bien. Por el momento, el nuevo abecedario estaba sólo en manuscrito, guardado en el gran armario-librería, junto a la vieja cartilla impresa; aquel armario que contenía tantos libros eruditos y entretenidos. Pero el viejo abecedario no quería por vecino al nuevo, y había saltado en el anaquel pegando un empellón al intruso, el cual cayó al suelo, y allí estaba ahora con todas las hojas dispersas. El viejo abecedario había vuelto hacia arriba la primera página, que era la más importante, pues en ella estaban todas las letras, grandes y pequeñas. Aquella hoja contenía todo lo que constituye la vida de los demás libros: el alfabeto, las letras que, quiérase o no, gobiernan al mundo. ¡Qué poder más terrible! Todo depende de cómo se las dispone: pueden dar la vida, pueden condenar a muerte; alegrar o entristecer. Por sí solas nada son, pero ¡puestas en fila y ordenadas!… Cuando Nuestro Señor las hace intérpretes de su pensamiento, leemos más cosas de las que nuestra mente puede contener y nos inclinamos profundamente, pero las letras son capaces de contenerlas. Pues allí estaban, cara arriba. El gallo de la A mayúscula lucía sus plumas rojas, azules y verdes. Hinchaba el pecho muy ufano, pues sabía lo que significaban las letras, y era el único viviente entre ellas. Al caer al suelo el viejo abecedario, el gallo batió de alas, subióse de una volada a un borde del armario y, después de alisarse las plumas con el pico, lanzó al aire un penetrante quiquiriquí. Todos los libros del armario, que, cuando no estaban de servicio, se pasaban el día y la noche dormitando, oyeron la estridente trompeta. Y entonces el gallo se puso a discursear, en voz clara y perceptible, sobre la injusticia que acababa de cometerse con el viejo abecedario.
– Por lo visto ahora ha de ser todo nuevo, todo diferente – dijo -. El progreso no puede detenerse. Los niños son tan listos, que saben leer antes de conocer las letras. «¡Hay que darles algo nuevo! », dijo el autor de los nuevos versos, que yacen esparcidos por el suelo. ¡Bien los conozco! Más de diez veces se los oí leer en alta voz. ¡Cómo gozaba el hombre! Pues no, yo defenderé los míos, los antiguos, que son tan buenos, y las ilustraciones que los acompañan. Por ellos lucharé y cantaré. Todos los libros del armario lo saben bien. Y ahora voy a leer los de nueva composición. Los leeré con toda pausa y tranquilidad, y creo que estaremos todos de acuerdo en lo malos que son. A. Ama
Sale el ama endomingada
Por un niño ajeno honrada.
B. Barquero
Pasó penas y fatigas el barquero,
Mas ahora reposa placentero. -Este pareado no puede ser más soso. – dijo el gallo – Pero sigo leyendo. C. Colón
Lanzóse Colón al mar ingente,
y ensanchóse la tierra enormemente.
D. Dinamarca
De Dinamarca hay más de una saga bella,
No cargue Dios la mano sobre ella.
– Muchos encontrarán hermosos estos versos – observó el gallo – pero yo no. No les veo nada de particular. Sigamos. E. Elefante
Con ímpetu y arrojo avanza el elefante,
de joven corazón y buen talante.
F. Follaje
Despójase el bosque del follaje
En cuanto la tierra viste el blanco traje.
G. Gorila
Por más que traigáis gorilas a la arena,
se ven siempre tan torpes, que da pena.
H. Hurra
¡Cuántas veces, gritando en nuestra tierra,
puede un «hurra» ser causa de una guerra!
– ¡Cómo va un niño a comprender estas alusiones! – protestó el gallo -. Y, sin embargo, en la portada se lee: «Abecedario para grandes y chicos». Pero los mayores tienen que hacer algo más que estarse leyendo versos en el abecedario, y los pequeños no lo entienden. ¡Esto es el colmo! Adelante. J. Jilguero
Canta alegre en su rama el jilguero,
de vivos colores y cuerpo ligero.
L. León
En la selva, el león lanza su rugido;
vedlo luego en la jaula entristecido.
Mañana (sol de)
Por la mañana sale el sol muy puntual,
mas no porque cante el gallo en el corral. Ahora las emprende conmigo – exclamó el gallo -. Pero yo estoy en buena compañía, en compañía del sol. Sigamos. N. Negro
Negro es el hombre del sol ecuatorial;
por mucho que lo laven, siempre será igual.
O. Olivo
¿Cuál es la mejor hoja, lo sabéis? A fe,
la del olivo de la paloma de Noé.
P. Pensador
En su mente, el pensador mueve todo el mundo,
desde lo más alto hasta lo más profundo.
Q. Queso
El queso se utiliza en la cocina,
donde con otros manjares se combina.
R. Rosa
Entre las flores, es la rosa bella
lo que en el cielo la más brillante estrella.
S. Sabiduría
Muchos creen poseer sabiduría
cuando en verdad su mollera está vacía.
– ¡Permitidme que cante un poco! – dijo el gallo -. Con tanto leer se me acaban las fuerzas. He de tomar aliento -. Y se puso a cantar de tal forma, que no parecía sino una corneta de latón. Daba gusto oírlo – al gallo, entendámonos -. Adelante. T. Tetera
La tetera tiene rango en la cocina,
pero la voz del puchero es aún más fina.
U. Urbanidad
Virtud indispensable es la urbanidad,
si no se quiere ser un ogro en sociedad.
Ahí debe haber mucho fondo – observó el gallo -, pero no doy con él, por mucho que trato de profundizar. V. Valle de lágrimas
Valle de lágrimas es nuestra madre tierra. A ella iremos todos, en paz o en guerra.
– ¡Esto es muy crudo! – dijo el gallo. X. Xantipa
– Aquí no ha sabido encontrar nada nuevo:
En el matrimonio hay un arrecife,
al que Sócrates da el nombre de Xantipe.
– Al final, ha tenido que contentarse con Xantipe. Y. Ygdrasil
En el árbol de Ygdrasil los dioses nórdicos vivieron,
mas el árbol murió y ellos enmudecieron.
– Estamos casi al final – dijo el gallo -. ¡No es poco consuelo! Va el último:
Z. Zephir
En danés, el céfiro es viento de Poniente,
te hiela a través del paño más caliente.
– ¡Por fin se acabó! Pero aún no estamos al cabo de la calle. Ahora viene imprimirlo. Y luego leerlo. ¡Y lo ofrecerán en sustitución de los venerables versos de mi viejo abecedario! ¿Qué dice la asamblea de libros eruditos e indoctos, monografías y manuales? ¿Qué dice la biblioteca? Yo he dicho; que hablen ahora los demás. Los libros y el armario permanecieron quietos, mientras el gallo volvía a situarse bajo su A, muy orondo.
– He hablado bien, y cantado mejor. Esto no me lo quitará el nuevo abecedario. De seguro que fracasa. Ya ha fracasado. ¡No tiene gallo!.

Antecedentes
Interpretaciones
Lengua
El cuento „El Abecedario“ de Hans Christian Andersen es un relato que presenta una alegoría sobre la tradición y la innovación a través de una disputa entre un viejo abecedario y un nuevo conjunto de versos. El viejo abecedario, encarnado por el gallo que ilustra la letra A, defiende sus versos tradicionales y caricaturiza los esfuerzos por modernizar y renovar el abecedario con nuevos pareados. Las letras del abecedario se presentan como elementos poderosos, capaces de influir en el mundo dependiendo de cómo se ordenen y utilicen.
En el relato, el gallo representa lo tradicional y, al mismo tiempo, se convierte en un crítico de la nueva propuesta, leyendo y comentando con sarcasmo y escepticismo los nuevos pareados que encuentra sosos, ambiguos, o inapropiados para los niños para los que supuestamente están diseñados. A medida que el gallo avanza en su lectura, refuerza la idea de que lo nuevo no siempre es mejor y que a veces la tradición tiene un valor perdurable.
La historia ejemplifica la resistencia al cambio y la dificultad de introducir nuevas ideas cuando están en juego valores y tradiciones arraigadas. Asimismo, Andersen, a través de esta narración, también puede estar sugiriendo que el contenido, más allá de su apariencia innovadora, debe ser comprensible y útil para su audiencia. Al final, el gallo se declara satisfecho y confiado en que el viejo abecedario, con su contenido tradicional que incluye un gallo (él mismo) tan vistoso y ruidoso, todavía tiene un lugar importante e inmortal en la enseñanza y que el nuevo esfuerzo está destinado a fracasar precisamente por carecer de este carismático elemento.
„El Abecedario“ de Hans Christian Andersen es una narración breve que emplea elementos de fantasía para explorar temas de cambio, tradición y resistencia al progreso. A través de la interacción entre un viejo abecedario y un nuevo manuscrito de versos para el abecedario, Andersen ilustra la tensión entre lo antiguo y lo nuevo.
El cuento gira en torno a un hombre que ha creado un nuevo conjunto de versos para el abecedario, pero su creación es recibida con escepticismo por el abecedario antiguo y el gallo que lo representa. Este gallo, que es un símbolo de lo establecido y tradicional, critica los nuevos versos, considerándolos insulsos y difíciles de entender, especialmente para los niños, que son su público objetivo.
El cuento se sirve de metáforas visuales y auditivas para contrastar lo novedoso con lo familiar. El gallo, alzando su voz en defensa de los versos antiguos, simboliza la resistencia ante el cambio y la incertidumbre del progreso. Esta resistencia se ve reforzada por la apatía o silencio de los demás libros, quienes representan el conocimiento y la sabiduría acumulados, y parecen estar de acuerdo con el gallo simplemente porque no reaccionan al desafío que representa el nuevo abecedario.
Andersen utiliza este pequeño relato para reflexionar sobre la naturaleza del cambio cultural y cómo las nuevas ideas pueden enfrentar resistencia, no siempre porque sean inherentemente malas, sino porque desafían el confort de lo conocido. La moraleja del cuento puede interpretarse como un comentario sobre la importancia de la innovación equilibrada con el respeto por la tradición, sugiriendo que la verdadera riqueza cultural no reside únicamente en lo nuevo o lo viejo, sino en la capacidad de coexistir y aprender de ambos.
En resumen, „El Abecedario“ puede entenderse como una alegoría de la evolución cultural, donde el gallo y el viejo abecedario personifican la fuerza de la tradición y el desafío del cambio a ser admitido y comprendido en la sociedad.
“El Abecedario” de Hans Christian Andersen es un cuento de hadas que ofrece una metáfora sobre la tradición versus la innovación a través de una narración en la que objetos inanimados cobran vida. El cuento combina el humor con un comentario crítico sobre las tendencias literarias y educativas de su tiempo.
Personajes e Interacciones: Los personajes principales son los abecedarios – el viejo y el nuevo -, y el gallo que es parte del antiguo abecedario. Este gallo es el defensor del abecedario viejo, simbolizando una voz tradicionalista que se opone al cambio. Los libros en el armario representan la comunidad literaria que el gallo intenta influenciar.
Simbolismo:
El Abecedario: Simboliza la base de todo conocimiento, siendo esencial para la creación de palabras y textos. Andersen destaca el poder de las letras al señalar que „pueden dar la vida, pueden condenar a muerte; alegrar o entristecer“. Esto recalca el impacto del lenguaje y su importancia fundamental.
El Gallo: Representa el conservadurismo y el apego a las formas tradicionales de aprendizaje y conocimiento. Al posicionarse contra el nuevo abecedario, critica la noción de que todo debe renovarse simplemente por ser nuevo.
Estilo y Lenguaje: Andersen utiliza un lenguaje sencillo y accesible, característico de los cuentos de hadas. La inclusión de pareados para cada letra dota al cuento de un ritmo poético y hace eco de la tradición oral de la que provienen los cuentos de hadas.
Tono y Humor: El tono del cuento es ligero y juguetón, con un uso humorístico de la personificación. El gallo se presenta como un personaje cómico pero con un discurso serio sobre la importancia del abecedario clásico. Su crítica a los nuevos versos y su manera altiva al declarar que „no tienen gallo“ añade un toque humorístico al cuento.
Temas:
Cambio versus Tradición: El cuento aborda la tensión entre la innovación y la preservación de las tradiciones. A través del gallo y su defensa del viejo abecedario, Andersen parece advertir contra el cambio por el simple hecho de innovar sin respetar lo que ha probado su eficacia con el tiempo.
Educación: La historia también aborda cómo se deben impartir los conocimientos. Destaca una reflexión sobre la adecuación de los nuevos métodos y contenidos educativos al cuestionar la comprensión de los niños hacia los nuevos versos del abecedario.
En conclusión, “El Abecedario” es una fábula metafórica que, a través de la animación de un libro de abecedario y la voz del gallo, cuestiona el fervor por lo nuevo y advierte sobre el valor y la fuerza de las tradiciones consolidadas, con un tono jocoso propio del estilo de Andersen.
Información para el análisis científico
Indicador | Valor |
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Traducciones | DE, EN, DA, ES |
Índice de legibilidad de Björnsson | 28.3 |
Flesch-Reading-Ease Índice | 40.5 |
Flesch–Kincaid Grade-Level | 9.6 |
Gunning Fog Índice | 12.5 |
Coleman–Liau Índice | 10.1 |
SMOG Índice | 11.2 |
Índice de legibilidad automatizado | 3.4 |
Número de Caracteres | 6.416 |
Número de Letras | 4.951 |
Número de Frases | 137 |
Número de Palabras | 1.125 |
Promedio de Palabras por oración | 8,21 |
Palabras con más de 6 letras | 226 |
Porcentaje de palabras largas | 20.1% |
Número de Sílabas | 2.101 |
Promedio de Sílabas por Palabra | 1,87 |
Palabras con tres Sílabas | 262 |
Porcentaje de palabras con tres sílabas | 23.3% |