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El Lino
Grimm Märchen

El Lino - Cuento de hadas de Hans Christian Andersen

Tiempo de lectura para niños: 12 min

El lino estaba florido. Tenía hermosas flores azules, delicadas como las alas de una polilla, y aún mucho más finas. El sol acariciaba las plantas con sus rayos, y las nubes las regaban con su lluvia, y todo ello le gustaba al lino como a los niños pequeños cuando su madre los lava y les da un beso por añadidura. Son entonces mucho más hermosos, y lo mismo sucedía con el lino.

– Dice la gente que me sostengo admirablemente -dijo el lino­ y que me alargo muchísimo; tanto, que hacen conmigo una magnífica pieza de tela. ¡Qué feliz soy! Sin duda soy el más feliz del mundo. Vivo con desahogo y tengo porvenir. ¡Cómo vivifica el sol, y cómo gusta y refresca la lluvia! Mi dicha es completa. Soy el ser más feliz del mundo entero.

– ¡Sí, sí, sí! -dijeron las estacas de la valla-, tú no conoces el mundo, pero lo que es nosotras, nosotras tenemos nudos -y crujían lamentablemente:

Ronca que ronca carraca,
ronca con tesón. Se terminó la canción.

– No, no se terminó -dijo el lino-. El sol luce por la mañana, la lluvia reanima. Oigo cómo crezco y siento cómo florezco. ¡Soy dichoso, dichoso, más que ningún otro! Pero un día vinieron gentes que, agarrando al lino por el copete, lo arrancaron de raíz, operación que le dolió. Lo pusieron luego al agua como para ahogarlo, y a continuación sobre el fuego, como para asarlo. ¡Horrible! «No siempre pueden marchar bien las cosas -suspiró el lino.- Hay que sufrir un poco, así se aprende». Pero las cosas se pusieron cada vez peor. El lino fue partido y roto, secado y peinado. Él ya no sabía qué pensar de todo aquello. Luego fue a parar a la rueca, ¡y ronca que ronca! No había manera de concentrar las ideas. «¡He sido enormemente feliz! -pensaba en medio de sus fatigas-. Hay que alegrarse de las cosas buenas de que se ha gozado. ¡Alegría, alegría, vamos! » -. Así gritaba aún, cuando llegó al telar, donde se transformó en una magnífica pieza de tela. Todas las plantas de lino entraron en una pieza.

– ¡Pero esto es extraordinario! Jamás lo hubiera creído. Sí, la fortuna me sigue sonriendo, a pesar de todo. Las estacas sabían bien lo que se decían con su

Ronca que ronca, carraca,
ronca con tesón.

La canción no ha terminado aún, ni mucho menos. No ha hecho más que empezar. ¡Es magnífico! Sí, he sufrido, pero en cambio de mí ha salido algo; soy el más feliz del mundo. Soy fuerte y suave, blanco y largo. ¡Qué distinto a ser sólo una planta, incluso dando flores! Nadie te cuida, y sólo recibes agua cuando llueve. Ahora hay quien me atiende: la muchacha me da la vuelta cada mañana, y al anochecer me riega con la regadera. La propia señora del Pastor ha pronunciado un discurso sobre mí, diciendo que soy el lino mejor de la parroquia. No puede haber una dicha más completa. Llegó la tela a casa y cayó en manos de las tijeras. ¡Cómo la cortaban, y qué manera de punzarla con la aguja! ¡Verdaderamente no daba ningún gusto! Pero de la tela salieron doce prendas de ropa blanca, de aquellas que es incorrecto nombrar, pero que necesitan todas las personas. ¡Nada menos que doce prendas!

– ¡Mirad! ¡Ahora sí que de mí ha salido algo! Éste era, pues, mi destino. Es espléndido; ahora presto un servicio al mundo, y así es como debe ser; esto da gusto de verdad. Nos hemos convertido en doce, y, sin embargo, seguimos siendo uno y el mismo, somos una docena. ¡Qué sorpresas tiene la suerte! Pasaron años, ya no podían seguir sirviendo.

– Algún día tendrá que venir el final -decía cada prenda-. Bien me habría gustado durar más tiempo, pero no hay que pedir imposibles. Fueron cortadas a trozos y convertidas en trapos, por lo que creyeron que estaban listos definitivamente, pues los descuartizaron, estrujaron y cocieron (¡qué sé yo lo que hicieron con ellos!), y he aquí que quedaron transformados en un hermoso papel blanco.

– ¡Caramba, vaya sorpresa! ¡Y sorpresa agradable además! -dijo el papel-. Soy ahora más fino que antes, y escribirán en mí. ¡Las cosas que van a escribir! Ésta sí que es una suerte fabulosa -. Y, en efecto, escribieron en él historias maravillosas, y la gente escuchaba embobada su lectura, pues eran narraciones de la mejor índole, de las que hacen a los hombres mejores y más sabios de lo que fueran antes; era una verdadera bendición lo que decían aquellas palabras escritas.

– Esto es más de cuanto había soñado mientras era una florecita del campo. ¡Cómo podía ocurrírseme que un día iba a llevar la alegría y el saber a los hombres! ¡Aún ahora no acierto a comprenderlo! Y, no obstante, es verdad. Dios Nuestro Señor sabe que nada he hecho por mí mismo, nada más que lo que caía dentro de mis humildes posibilidades. Y, con todo, me depara gozo tras gozo. Cada vez que pienso: «¡Se terminó la canción! », me encuentro elevado a una condición mejor y más alta. Seguramente me enviarán ahora a viajar por el mundo entero, para que todos los hombres me lean. Es lo más probable. Antes daba flores azules; ahora, en lugar de flores, tengo los más bellos pensamientos. ¡Soy el más feliz del mundo! Pero el papel no salió de viaje, sino que fue enviado a la imprenta, donde todo lo que tenía escrito se imprimió para confeccionar un libro, o, mejor dicho, muchos centenares de libros; pues de esta manera un número infinito de personas podrían extraer de ellos mucho más placer y provecho que si el único papel original hubiese recorrido todo el Globo, con la seguridad de que a mitad de camino habría quedado ya inservible. «Sí, esto es indudablemente lo más satisfactorio de todo -pensó el papel escrito-. No se me había ocurrido. Me quedo en casa y me tratan con todos los honores, como si fuese el abuelo. Y han escrito sobre mí; justamente sobre mí fluyeron las palabras salidas de la pluma. Yo me quedo, y los libros se marchan. Ahora puede hacerse algo positivo. ¡Qué contento estoy, y qué feliz me siento! ». Después envolvieron el papel, formando un paquetito, y lo pusieron en un cajón.

– Cumplida la misión, conviene descansar -dijo el papel-. Es lógico y razonable recogerse y reflexionar sobre lo que hay en uno. Hasta ahora no supe lo que se encerraba en mí. «Conócete a ti mismo», ahí está el progreso. ¿Qué vendrá después?. De seguro que algún adelanto; ¡siempre adelante! Un día echaron todo el papel a la chimenea, pues iban a quemarlo en vez de venderlo al tendero para envolver mantequilla y azúcar. Habían acudido los chiquillos de la casa y formaban círculo; querían verlo arder, y contemplar las rojas chispas en el papel hecho ceniza, aquellas chispas que parecían correr y extinguirse una tras otra con gran rapidez – son los niños que salen de la escuela, y la última chispa es el maestro; a menudo cree uno que se ha marchado ya, y resulta que vuelve a presentarse por detrás. Y todo el papel formaba un montón en el fuego. ¡Qué modo de echar llamas! «¡Uf! », dijo, y en un santiamén estuvo convertido todo él en una llama, que se elevó mucho más de lo que hiciera jamás la florecita azul del lino, y brilló mucho más también que la blanca tela de hilo. Todas las letras escritas adquirieron instantáneamente un tono rojo, y todas las palabras e ideas quedaron convertidas en llamas.

– ¡Ahora subo en línea recta hacia el Sol! -exclamó en el seno de la llama, y pareció como si mil voces lo dijeran al unísono; y la llama se elevó por la chimenea y salió al exterior. Más sutiles que las llamas, invisibles del todo a los humanos ojos, flotaban seres minúsculos, iguales en número a las flores que había dado el lino. Eran más ligeros aún que la llama que hablan producido, y cuando ésta se extinguió, quedando del papel solamente las negras cenizas, siguieron ellos bailando todavía un ratito, y allí donde tocaban dejaban sus huellas, las chispas rojas. Los niños salían de la escuela, y el maestro, el último de todos. Daba gozo verlo; los niños de la casa, de pie, cantaban junto a las cenizas apagadas:

Ronca que ronca, carraca,
ronca con tesón. ¡Se terminó la canción!

Pero los minúsculos seres invisibles decían a coro:

– ¡La canción no ha terminado, y esto es lo más hermoso de todo! Lo sé, y por eso soy el más feliz del mundo. Mas esto los niños no pueden oírlo ni entenderlo, ni tienen por qué entenderlo, pues los niños no necesitan saberlo todo.

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Antecedentes

Interpretaciones

Lengua

„El Lino“ de Hans Christian Andersen es un cuento que ilustra un ciclo de transformación y renacimiento. El relato sigue la vida del lino desde su florecimiento hasta su final, pasando por varias etapas de transformación. Inicialmente, el lino se siente dichoso siendo una planta, disfrutando del sol y la lluvia. Sin embargo, su vida cambia cuando es arrancado de la tierra, lo que inicia una serie de procesos dolorosos: es mojado, secado, roto, peinado, hilado y tejido.

A pesar de las dificultades, el lino encuentra propósito y realización en cada etapa de su transformación. Primero se transforma en una tela magnífica y luego en ropa. Aunque sufre, reconoce la belleza y utilidad de ser parte de algo más grande. Sin embargo, su destino no termina ahí; cuando la ropa ya no puede seguir sirviendo, se convierte en papel. Este papel se ve ennoblecido al ser escrito con historias que inspiran sabiduría y felicidad en las personas.

Eventualmente, el papel es quemado, elevándose como llama hacia el cielo. Simbólicamente, esta última transformación lo lleva hacia una existencia más elevada, dejando sombras invisibles que representan su impacto duradero en el mundo. A lo largo de la historia, el lino se ve a sí mismo como el „más feliz del mundo“, un reflejo de cómo encuentra alegría en cada nueva forma y función. El cuento concluye con la idea de que, aunque algunas partes visibles de su existencia hayan terminado, la canción, o el impacto y la esencia del lino, continúan indefinidamente.

Este cuento de Andersen ofrece una reflexión profunda sobre la vida, las transformaciones, y la búsqueda del propósito. Nos recuerda que cada etapa y cada cambio pueden ser una oportunidad para una nueva forma de felicidad y realización.

„El Lino“ de Hans Christian Andersen es un cuento que aborda temas de transformación, adaptación y el ciclo de la vida a través de la personificación del lino. Cada etapa del proceso por el cual pasa la planta de lino representa fases de la vida y cómo las experiencias, incluso las que parecen ser difíciles, contribuyen al crecimiento y al propósito final.

El cuento comienza con el lino floreciendo y disfrutando de su mundo, mostrando inocencia y satisfacción juvenil. Sin embargo, pronto se enfrenta a cambios dolorosos y transformaciones cuando es arrancado y procesado. Esto simboliza el paso de la infancia a la adultez, donde se enfrentan desafíos y dificultades que son necesarios para el desarrollo y la madurez.

A medida que el lino se convierte en tela y luego en prendas, y finalmente en papel, sigue expresando optimismo, encontrando satisfacción en cada transformación. Esta actitud positiva refleja la adaptabilidad y la aceptación de los cambios inevitables en la vida. A pesar del dolor y las experiencias difíciles, el lino encuentra un propósito en ser útil a los demás, primero como ropa y luego como papel que lleva historias a la humanidad.

La culminación del ciclo ocurre cuando el papel es quemado, liberando energía en forma de llamas y chispas. Este acto final simboliza la liberación espiritual y demuestra cómo las experiencias y contribuciones de uno pueden tener un impacto duradero, incluso después de que la forma física haya desaparecido.

Finalmente, el cuento enfatiza que la canción de la vida no termina con la muerte física; continúan los efectos de nuestras acciones y contribuciones en el mundo. Aunque los niños en el cuento no pueden entender esto completamente, su perspectiva inocente es una parte natural del ciclo de aprendizaje y crecimiento.

En resumen, „El Lino“ es una alegoría de la vida humana que subraya la importancia de la resiliencia, la búsqueda de propósito a través del cambio, y el legado que se deja atrás.

El cuento „El Lino“ de Hans Christian Andersen es una alegoría que ilustra las transformaciones de la materia y el ciclo de la vida a través del viaje del lino desde su origen como planta hasta convertirse en papel y finalmente en cenizas. Aquí, a través del personaje del lino, Andersen explora temas de transformación, sacrificio, y la idea del propósito y valor intrínseco.

Personificación: El lino es personificado y presenta emociones y pensamientos humanos. Desde el principio, el lino expresa felicidad y satisfacción por su crecimiento y por el propósito potencial que tiene cuando afirma que podría convertirse en una magnífica pieza de tela.

Metáforas y Símiles: Andersen utiliza comparaciones constantes para vincular el lino con experiencias humanas. Por ejemplo, las flores azules del lino se comparan con alas de polilla para dar una idea de su delicadeza.

Ciclo de Transformación: El cuento sigue una progresión de cambios: de planta a tela, de tela a papel, y finalmente, de papel a ceniza. Esta transformación secuencial es marcada por una narrativa que destaca la resiliencia y la continuación del lino en diversas formas.

Cambio de Perspectiva sobre el Sufrimiento: A pesar de las adversidades que enfrenta el lino al ser arrancado, hervido, y transformado, hay un trasfondo filosófico que resalta cómo el sufrimiento lleva a una forma mejorada o elevada de existencia.

Naturaleza y Ciclo de Vida: La historia del lino también es paralela al ciclo de vida humano: nacimiento, crecimiento, aportaciones y muerte, seguidas por una especie de “renacimiento” o perpetuación en una nueva forma. El papel que surge del lino lleva conocimiento y alegrías, perpetuando así su significado más allá de su forma tangible.

Interacción con el Mundo: A lo largo del cuento, hay un diálogo constante sobre la conexión del lino con el entorno: el sol y la lluvia al inicio, la „musiquilla“ de las estacas, la atención de las personas. Esta interacción resalta cómo el ser parte de un todo más grande otorga sentido al viaje del lino.

La Paradoja de la Felicidad: A lo largo de sus transformaciones, el lino mantiene la sensación de ser “el más feliz del mundo”, lo que refleja una aceptación de su destino y un agradecimiento por cada etapa de su existencia.

Final Reflejo y Filosófico: La culminación de la historia con el lino convertido en cenizas representa un ciclo completado, pero con la promesa de que la „canción“ no ha terminado, sugiriendo una continuidad del alma o del propósito que trasciende la forma física.

Conclusión

El relato de Andersen transmite un mensaje profundo sobre la vida y el significado a través de una narrativa simple pero poderosa. Cada etapa de transformación del lino simboliza fases de la vida humana y cómo a través de cambios y sufrimientos se puede encontrar un propósito más elevado. Así, „El Lino“ se convierte en una reflexión sobre la impermanencia y la grandeza del ciclo de la vida, todo narrado con la maestría lingüística característica del autor.


Información para el análisis científico

Indicador
Valor
TraduccionesDE, EN, DA, ES, FR, IT, NL
Índice de legibilidad de Björnsson32.5
Flesch-Reading-Ease Índice36.3
Flesch–Kincaid Grade-Level11.3
Gunning Fog Índice14.5
Coleman–Liau Índice10
SMOG Índice12
Índice de legibilidad automatizado5.4
Número de Caracteres7.495
Número de Letras5.837
Número de Frases107
Número de Palabras1.331
Promedio de Palabras por oración12,44
Palabras con más de 6 letras267
Porcentaje de palabras largas20.1%
Número de Sílabas2.484
Promedio de Sílabas por Palabra1,87
Palabras con tres Sílabas316
Porcentaje de palabras con tres sílabas23.7%
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