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Cascarrabias
Grimm Märchen

Cascarrabias - Cuento de hadas de los Hermanos Grimm

Tiempo de lectura para niños: 11 min

Maese Lezna era un hombre bajito, delgaducho y movido, que no podía estar un momento quieto. Su cara, de nariz arremangada, era pecosa y lívida; su cabello, gris e hirsuto, y sus ojos, pequeños, pero en continuo movimiento. Nada le pasaba por alto, a todo le encontraba peros, sabía hacer las cosas mejor que nadie y siempre tenía razón. Cuando iba por la calle, accionaba con ambos brazos cual si fuesen remos, y una vez dio una manotada al cubo de agua que llevaba una muchacha, con tanta fuerza que él mismo recibió una ducha.

– ¡Pedazo de borrica! – gritóle mientras se sacudía el agua -. ¿No viste que venía detrás de ti? Era zapatero de oficio, y cuando trabajaba, estiraba el hilo con tal violencia, que daba con el puño en las costillas de los transeúntes que no se mantenían a prudente distancia. Ningún oficial duraba más de un mes en su casa, pues siempre tenía algo que objetar, por perfecto y pulido que fuera el trabajo. Ora las puntadas no eran iguales; ora un zapato era más largo o un tacón más alto que el otro; ora el cuero estaba poco batido…

– Espera – solía decir a los aprendices -, ¡ya te enseñaré yo cómo se ablanda la piel! – y, cogiendo unas correas, les descargaba unos azotes en la espalda. A todos llamaba gandules, a pesar de que él bien poco trabajaba, pues no era capaz de permanecer sentado y quieto ni un cuarto de hora. Si su mujer se había levantado de madrugada y encendido fuego, saltaba él de la cama y corría descalzo a la cocina.

– ¿Quieres pegar fuego a la casa? – gritaba -. ¿Es que vas a asar un toro entero? ¿O crees que me regalan la leña? Si, en el lavadero, las muchachas se ponían a reír y a contarse chismes, allá se presentaba él riñendo y chillando:

– Ahí están esas gansas graznando en vez de trabajar. ¿Y qué hace ese jabón en el agua? Un despilfarro escandaloso, y, encima, haraganería. No quieren estropearse las manos, y no frotan la ropa -. Y, en su indignación, tropezaba contra un barreño lleno de lejía e inundaba toda la cocina. Si construían una nueva casa, corría a la ventana a mirarlo:

– Otra vez haciendo los muros de arenisca roja – exclamaba -. Una piedra que nunca acaba de secarse. Nadie que habite en esta casa estará sano jamás. Y luego, fijaos en lo mal que colocan las piedras los albañiles. El mortero no vale nada: Gravilla debéis poner y no arena. Aún viviré para ver cómo la casa se derrumba sobre la cabeza de sus habitantes -. Sentábase y daba unas puntadas. Pero un momento después volvía a levantarse de un brinco y exclamaba, desabrochándose el mandil de cuero: ¡Tengo que ir a hablar en serio a esa gente! -. Y la emprendía con los carpinteros -: ¿Qué es eso? – gritábales -. Y la plomada, ¿para qué sirve? ¿Pensáis que las vigas aguantarán? ¡Se os saldrá todo de quicio! Y quitándole a un operario el hacha de la mano, quiso enseñarle a manejarla; pero al mismo tiempo vio acercarse un carro cargado de tierra. Soltó el hacha y corrió al campesino que lo guiaba.

– ¿Estás loco? – le dijo -. ¿A quién se le ocurre enganchar caballos jóvenes a un carro tan cargado? Las pobres bestias se os caerán muertas el momento menos pensado -. El campesino no le respondió, y maese Lezna, colérico, volvióse a su taller. Cuando se disponía a ponerse de nuevo al trabajo, el aprendiz le entregó un zapato.

– ¿Qué es esto? – le gritó -. ¿No os dije que no cortaseis los zapatos tan anchos? ¿Quién va a comprar un zapato que no tiene más que la suela? ¡Exijo que mis órdenes se cumplan al pie de la letra!

– Maestro – respondió el aprendiz -. Sin duda tenéis razón al decir que el zapato no está bien, pero es el mismo que vos cortasteis y empezasteis a coser. Os marchasteis tan aprisa que se os cayó de la mesa, y yo no hice sino recogerlo. ¡Pero a vos no os contentaría ni un ángel que bajase del cielo! Una noche, maese Lezna soñó que se había muerto y se hallaba camino del cielo. Al llegar, llamó ruidosamente a la puerta.

– Me extraña – dijo – que no tengan una campanilla; se hiere uno los nudillos golpeando. Acudió a abrir el apóstol San Pedro, curioso de saber quién pedía la entrada con tanta insistencia.

– ¡Ah, sois vos, maese Lezna! – dijo -. Os dejaré entrar, pero debo advertiros que habréis de perder vuestra costumbre de criticarlo todo, y no censuraréis lo que veáis en el cielo, pues, de lo contrario, podrías tener un disgusto.

– Podíais ahorraros la advertencia – replicó Lezna -. Sé conducirme correctamente, y aquí, a Dios gracias, todo es perfecto y nada hay que merezca crítica, muy al contrario de lo que pasa en la tierra. Entró, pues, y empezó a pasear arriba y abajo por los vastos espacios celestes. Miraba a diestra y siniestra, meneando de vez en cuando la cabeza o refunfuñando entre dientes. Vio dos ángeles que transportaban una viga; era la que un individuo había tenido en el ojo mientras buscaba la paja en el ojo ajeno. Pero llevaban la viga no en el sentido de su longitud, sino en el de la anchura: „¿Habráse visto mayor desatino?,“ pensó maese Lezna. Pero calló y se tranquilizó, pensando: „En el fondo, ¿qué más da que lleven la viga en Uno u otro sentido, con tal que pueda pasar? Realmente, no veo que choquen con nada.“ Al poco rato observó a otros dos ángeles que echaban agua de una fuente en un tonel; al mismo tiempo se dio cuenta de que el tonel estaba agujereado, y el agua se salía por todos los lados. Estaban mandando lluvia a la tierra.

– ¡Mil diablos! – estalló nuestro hombre; pero reprimiéndose, afortunadamente a tiempo, pensó: „Tal vez es puro pasatiempo; si a uno le divierte, bien puede dedicarse a estas cosas inútiles, particularmente aquí en el cielo, donde, por lo que he podido notar, todo el mundo está ocioso.“ Prosiguiendo, vio un carro atascado en un profundo agujero.

– No es de extrañar – dijo al hombre que estaba a su lado -. ¿A quién se le ocurre cargarlo así? ¿Qué lleváis en él?

– Buenos deseos – respondió el hombre -. Con ellos jamás conseguí andar por el camino derecho. Sin embargo, he logrado arrastrar el carro hasta aquí, y no me dejarán en la estacada. Y, en efecto, al poco rato llegó un ángel y le enganchó dos caballos. „Muy bien – pensó Lezna -; pero dos caballos no sacaran el carro del atolladero; por lo menos harían falta cuatro.“ Y he aquí que se presentó un segundo ángel con otros dos caballos; pero no los enganchó delante, sino detrás. Aquello ya era demasiado para maese Lezna:

– ¡Zopenco! – exclamó, sin poderse contener -, ¿Qué haces? ¿Cuándo se ha visto, desde que el mundo es mundo, desatascar un carro de este modo? Estos sabihondos presumidos creen entender todas las cosas mejor que nadie. Y hubiera seguido despotricando, de no haberse presentado un morador del paraíso, que lo cogió por el cuello de la chaqueta y, con fuerza irresistible, lo arrojó de la celestial mansión. Desde fuera volvió nuestro hombre a mirar al interior, y vio que cuatro caballos alados estaban levantando el carro. En este momento se despertó maese Lezna. „Verdaderamente, en el cielo las cosas no discurren como en la tierra – díjose para sus adentros -, y pueden disculparse muchas de ellas; pero, ¿quién es capaz de ver con paciencia cómo enganchan caballos delante y detrás de un carro a la vez? Tenían alas, es cierto, pero, ¿cómo iba yo a saberlo? Además, vaya tontería pegar un par de alas a unos animales que ya tienen cuatro patas para correr. Pero tengo que levantarme, pues, de lo contrario, todo irá de cabeza en casa. ¡Suerte que no me he muerto de verdad!.“

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Antecedentes

Interpretaciones

Lengua

El cuento „Cascarrabias“ de los Hermanos Grimm relata las peripecias de un zapatero llamado maese Lezna, un hombre inflexible, criticón y siempre insatisfecho con todo lo que le rodea. Maese Lezna es un personaje que nunca pierde una oportunidad para señalar los errores ajenos, creyendo siempre tener la razón y un mejor modo de hacer las cosas. Su comportamiento afecta no solo a sus aprendices en el taller, a quienes critica sin cesar, sino también a su entorno inmediato, desde su propia familia hasta los carpinteros y campesinos con los que se cruza a diario.

La historia da un giro cuando maese Lezna, en un sueño, se encuentra en el cielo, donde su carácter criticón persiste. A pesar del consejo de San Pedro de no criticar, maese Lezna no puede evitar hacerlo al ver las acciones aparentemente ilógicas de los ángeles. Finalmente, su tendencia a juzgar lo lleva a ser expulsado del cielo. Al despertar de su sueño, reflexiona brevemente sobre lo que ha visto, pero sigue siendo el mismo cascarrabias de siempre, convencido de su manera de ver las cosas.

Este cuento explora temas como la autocrítica, la intransigencia y la manera en que la personalidad de uno influye en su relación con el mundo. La narrativa humorística pone de manifiesto cómo la actitud de maese Lezna le lleva a tener conflictos incluso en un lugar tan perfecto como el cielo, subrayando que el problema no está en el entorno, sino en él mismo.

El cuento „Cascarrabias“ de los Hermanos Grimm presenta al personaje de Maese Lezna, un individuo eternamente insatisfecho y criticón que encuentra fallos en todo y en todos. A lo largo de la narrativa, su comportamiento, tanto en la tierra como en su sueño celestial, ilustra cómo su continuo juicio negativo le lleva a situaciones problemáticas.

Interpretaciones posibles:

Crítica a la Insatisfacción Constante: El relato puede interpretarse como una crítica a las personas que siempre encuentran fallos en su entorno, eligiendo enfocarse en lo negativo en lugar de apreciar lo positivo. Maese Lezna nunca está satisfecho con nada, a pesar de no ser él mismo un ejemplo perfecto de eficiencia o destreza. Su actitud le impide disfrutar de la vida y le genera conflictos innecesarios.

Sátira de la Condición Humana: En una dimensión más abstracta, el cuento podría ser visto como una sátira de la tendencia humana a sobrestimar nuestro conocimiento o habilidades (creer que uno siempre tiene la razón) y la dificultad de adaptarse a sistemas o ideas que no comprendemos de inmediato. El sueño de Maese Lezna sugiere que la sabiduría celestial es inescrutable y muy diferente a la lógica terrenal.

Lección de Humildad: El encuentro celestial de Maese Lezna es un llamado de atención sobre la importancia de ser humilde y flexible. Su expulsión del cielo ilustra que no siempre podemos aplicar nuestra comprensión limitada al funcionamiento de un orden superior, sugiriendo que hay momentos en los que debemos aceptar nuestra ignorancia y aprender a confiar en procesos que se escapan de nuestra comprensión.

Consecuencias de la Intransigencia: La insistencia de Maese Lezna en que las cosas se hagan a su manera, incluso cuando está evidentemente equivocado (como en el caso del zapato), destaca cómo la intransigencia y la falta de autocrítica pueden llevar a nuestra caída social y personal. Aunque es expulsado del cielo en su sueño, la lección va dirigida a cómo debería comportarse en la vida real.

Reflexión sobre la Percepción: El sueño puede interpretarse como una reflexión sobre cómo nuestras percepciones e interpretaciones están limitadas por nuestros propios prejuicios y experiencias. En el cielo, Maese Lezna no comprende el funcionamiento de aquel mundo porque está atrapado en su forma de ver la realidad terrenal.

La moraleja del cuento podría ser la importancia de la paciencia, la tolerancia y la apertura mental, recomendando desapegarse de una perspectiva hipercrítica para poder vivir una vida más satisfactoria y armónica.

El cuento „Cascarrabias“ de los Hermanos Grimm es un ejemplo fascinante de crítica social y carácter a través de un relato corto. Analicemos algunos de sus aspectos lingüísticos más destacables:

Caracterización a través del lenguaje

El protagonista, Maese Lezna, es un personaje definido principalmente por su temperamento crítico y su incapacidad de estar en paz. Desde el comienzo, se lo describe con características físicas y comportamentales que ya transmiten su inquietud: „un hombre bajito, delgaducho y movido, que no podía estar un momento quieto“. Esta caracterización física refuerza la idea de su naturaleza nerviosa y crítica.

Diálogo y tono

Los diálogos de Maese Lezna con otros personajes están cargados de exclamaciones y reproches, lo que refleja su personalidad cascarrabias y su incapacidad de ver el lado positivo de las cosas. Las frecuentes preguntas retóricas („¿Es que vas a asar un toro entero?“) subrayan su actitud crítica y despiadada hacia los errores percibidos en los demás.

Uso de ironía

La ironía es un recurso fundamental en el cuento, especialmente en la parte del sueño de Maese Lezna sobre su llegada al cielo. A pesar de estar en el paraíso, un lugar ideal y perfecto por definición, Lezna sigue encontrando faltas en todo lo que ve. Esto pone de relieve su incapacidad para disfrutar de las cosas y su naturaleza intrínsecamente crítica.

Símbolos y metáforas

El cuento utiliza varios símbolos para ilustrar su mensaje. Por ejemplo, la „viga en el ojo“, que es una conocida referencia bíblica (Mateo 7:3-5) sobre la hipocresía de criticar a otros mientras se ignoran los propios defectos. Este detalle sugiere que el relato no solo critica a Lezna, sino también a aquellos en la sociedad que comparten su actitud.

El cuento puede interpretarse como una advertencia sobre el peligro de ser excesivamente crítico y de vivir con una actitud negativa. A través del sueño, los Hermanos Grimm parecen sugerir que esta actitud no solo afecta la vida en la tierra, sino también las oportunidades en el más allá, ejemplificado por la expulsión de Lezna del cielo.

Conclusión

„Cascarrabias“ es un cuento que utiliza el carácter de Maese Lezna y su crítica constante como una alegoría para enseñar una lección sobre la importancia de la humildad, la aceptación y la capacidad de ver el bien en los demás. El lenguaje vivaz, el diálogo agudo y la ironía inteligente de los Hermanos Grimm logran transmitir un mensaje atemporal sobre la naturaleza humana.


Información para el análisis científico

Indicador
Valor
NúmeroKHM 178
Aarne-Thompson-Uther ÍndiceATU Typ 801
TraduccionesDE, EN, DA, ES, FR, PT, IT, JA, NL, PL, RU, TR, VI, ZH
Índice de legibilidad de Björnsson33
Flesch-Reading-Ease Índice34.4
Flesch–Kincaid Grade-Level11.5
Gunning Fog Índice14.9
Coleman–Liau Índice10.1
SMOG Índice12
Índice de legibilidad automatizado5.4
Número de Caracteres7.453
Número de Letras5.757
Número de Frases107
Número de Palabras1.308
Promedio de Palabras por oración12,22
Palabras con más de 6 letras272
Porcentaje de palabras largas20.8%
Número de Sílabas2.474
Promedio de Sílabas por Palabra1,89
Palabras con tres Sílabas329
Porcentaje de palabras con tres sílabas25.2%
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