Tiempo de lectura para niños: 11 min
Atención: Esta es una historia de miedo.
Hubo una vez una mujer que era una bruja hecha y derecha, quien tenía dos hijas: una, fea y mala, a la que quería por ser hija suya; y otra, hermosa y buena, a la que odiaba porque era su hijastra. Tenía ésta un lindo delantal, que la otra le envidiaba mucho, por lo que dijo a su madre que de cualquier modo quería hacerse con la prenda.
– No te preocupes, hija mía -respondió la vieja-, lo tendrás. Hace tiempo que tu hermanastra se ha hecho merecedora de morir; esta noche, mientras duerme, entraré y le cortaré la cabeza. Tú cuida sólo de ponerte al otro lado de la cama, y que ella duerma del lado de acá. Perdida tendría que haber estado la infeliz muchacha, para no haberlo escuchado todo desde un rincón. En todo el día no la dejaron asomarse a la puerta, y, a la hora de acostarse, la otra subió primera a la cama, colocándose arrimada a la pared; pero cuando ya se hubo dormido, su hermanastra, calladamente, cambió de lugar, pasando a ocupar el del fondo. Ya avanzada la noche, entró la vieja, de puntillas; empuñando con la mano derecha un hacha, tentó con la izquierda para comprobar si había alguien en primer término y luego, tomando el arma con las dos manos, la descargó… y cortó el cuello a su propia hija. Cuando se marchó, se levantó la muchacha y se fue a la casa de su amado, que se llamaba Rolando.
– Escúchame, amadísimo Rolando -dijo, llamando a la puerta-, debemos huir inmediatamente. Mi madrastra quiso matarme, pero se equivocó y ha matado a su propia hija. Por la mañana se dará cuenta de lo que ha hecho, y estaremos perdidos.
– Huyamos, pues –le dijo Rolando-, pero antes quítale la varita mágica; de otra manera no podremos salvarnos, si nos persigue. La joven volvió en busca de la varita mágica; luego, tomando la cabeza de la muerta, derramó tres gotas de sangre en el suelo: una, delante de la cama; otra, en la cocina, y otra, en la escalera. Hecho esto, volvió a toda prisa a la casa de su amado. Al amanecer, la vieja bruja se levantó y fue a llamar a su hija para darle el delantal; pero ella no acudió a sus voces. Gritó entonces:
– ¿Dónde estás?
– Aquí en la escalera, barriendo -respondió una de las gotas de sangre. Salió la vieja, pero, al no ver a nadie en la escalera, volvió a gritar:
– ¿Dónde estás?
– En la cocina, calentándome -contestó la segunda gota de sangre. Fue la bruja a la cocina, pero no había nadie, por lo que preguntó nuevamente en voz alta:
– ¿Dónde estás? -¡Ay!, en mi cama, durmiendo -dijo la tercera gota. Al entrar en la habitación y acercarse a la cama, ¿qué es lo que vio la bruja? A su mismísima hija bañada en sangre. ¡Ella misma le había cortado la cabeza! La hechicera enfureció y se asomó a la ventana; y como por sus artes podía ver hasta muy lejos, descubrió a su hijastra que escapaba junto con su amadísimo novio.
– ¡De nada les servirá! -exclamó-. ¡No van a escapar, por muy lejos que estén! Y, calzándose sus botas mágicas, que con cada paso andaban el camino de una hora, salió a perseguirlos y los alcanzo en poco tiempo. Pero la muchacha, al ver que se acercaba su madrastra, se valió de la varita mágica y transformó a su amadísimo Rolando en un lago, y ella se convirtió a si misma en un pato, que nadaba en el agua. La bruja se detuvo en la orilla y se puso a echar migas de pan y hacer todo lo posible por atraer al animal; pero éste se cuidó muy bien de no acercarse, por lo que la vieja, al anochecer, tuvo que volver sin haber conseguido su objetivo. Entonces, la joven y su amadísimo Rolando recuperaron su figura humana y continuaron caminando durante toda la noche, hasta la madrugada. Fue entonces que la doncella se convirtió en una hermosa flor, en medio de un matorral espinoso, y convirtió a su amadísimo Rolando en violinista. Al poco tiempo llegó la bruja a grandes zancadas y dijo al músico:
– Mi buen músico, ¿me permite que arranque aquella hermosa flor?
– Ya lo creo – contestó él-; yo tocaré mientras tanto. Se metió la vieja en el matorral para arrancar la flor, pues sabía perfectamente quién era; y el violinista se puso a tocar, y la mujer, quiérase o no, empezó a bailar, ya que era aquella una tonada mágica. Y cuanto más vivamente tocaba él, más bruscos saltos tenía que dar ella, por lo que las espinas le rasgaron todos los vestidos y le despedazaron la piel, dejándola ensangrentada y maltrecha. Y como el músico no cesaba de tocar, la bruja tuvo que seguir bailando hasta caer muerta. Al verse libres, dijo Rolando:
– Voy ahora a casa de mi padre a preparar nuestra boda.
– Yo me quedaré aquí entretanto -respondió la muchacha-, esperando tu regreso; y para que nadie me reconozca, me convertiré en una roca encarnada. Marchó Rolando, y la doncella, transformada en roca, se quedó en el campo, esperando el regreso de su amado. Pero al llegar Rolando a su casa, cayó en las redes de otra mujer, que consiguió hacerle olvidar a su prometida. La infeliz muchacha permaneció mucho tiempo aguardándolo, y al ver que no volvía, llena de tristeza, se transformó en flor, pensando: „¡Alguien pasará y me pisoteará!.“
Sucedió, que un pastor que apacentaba su rebaño en el campo, viendo aquella flor tan bonita, la cortó y guardó en su cofre. Desde aquel día, todas las cosas marcharon a las mil maravillas en casa del pastor. Cuando se levantaba por la mañana se encontraba con todo el trabajo hecho: las habitaciones, barridas; limpios de polvo las mesas y los bancos; el fuego encendido en el fogón, y las vasijas llenas de agua. A mediodía, al llegar a casa, la mesa estaba puesta, y servida una sabrosa comida. El hombre no podía comprender aquello, ya que jamás veía a nadie en su casa, la cual era, además, tan pequeña, que nadie podía ocultarse dentro. De momento estaba muy complacido con aquellas novedades; pero, al fin, se alarmó y fue a consultar a una adivina. Ésta le dijo:
– Eso es cosa de magia. Levántate un día bien temprano y fíjate si algo se mueve en la habitación; si ves que si, sea lo que sea, échale en seguida un paño encima, y el hechizo quedará atrapado. Así lo hizo el pastor, y a la mañana siguiente, al apuntar el alba, vio cómo el arca se abría y de ella salía la flor. Pegando un brinco, le tiró una tela encima e inmediatamente acabó el encanto, presentándosele una bellísima doncella, que le confesó ser aquella flor, la cual había cuidado hasta entonces del orden de su casa. Le narró su historia, y, como al muchacho le gustaba la joven, le preguntó si quería casarse con él. Pero la muchacha respondió negativamente, ya que seguía enamorada de su amadísimo Rolando; le permanecería fiel, aunque la hubiera abandonado. Sin embargo le prometió, que no se iría, sino que seguiría cuidando de su casa. Mientras tanto, llegó el día indicado para la boda de Rolando. Siguiendo una vieja costumbre del país, se realizó un anuncio invitando a todas las muchachas a asistir al acto y a cantar en honor de la pareja de novios. Al enterarse la fiel muchacha, sintió una profunda tristeza que creyó que el corazón iba a estallarle en el pecho. No quería ir a la fiesta, pero las demás jovencitas fueron a buscarla y la obligaron a que las acompañara. Procuró ir demorando el momento de cantar; pero al final, cuando ya todas hubieron cantado, no tuvo más remedio que hacerlo también. Pero al iniciar su canto y llegar su voz a oídos de Rolando, éste dio un salto y exclamó:
– ¡Conozco esa voz; es la de mi verdadera prometida y no quiero otra! Todo lo que había olvidado, revivió en su memoria y en su corazón. Y así fue que la fiel doncella se casó con su amadísimo Rolando, y, terminada su pena, comenzó para ella una vida de dicha.

Antecedentes
Interpretaciones
Lengua
„El amadísimo Rolando“ es un cuento de hadas clásico de los Hermanos Grimm que presenta la lucha entre el bien y el mal, la fidelidad y la perseverancia en el amor. La historia desarrolla el tema de la rivalidad familiar y la magia, en la que una joven debe escapar de su madrastra bruja para preservar su vida y estar con su amado Rolando.
La historia comienza con una clásica rivalidad de madrastra e hijastra. La madrastra, siendo una bruja, conspira para matar a la joven hermosa, pero erróneamente asesina a su propia hija. La protagonista escapa con Rolando, usando una varita mágica para protegerse de la persecución de la bruja. Con ingenio, se transforman en diferentes entidades (un lago y un pato, luego una flor y un violinista) para engañar a la bruja, que finalmente es derrotada de manera irónica al ser obligada a bailar hasta morir por una música mágica.
Sin embargo, a pesar de que logran vencer a su enemiga, la historia no culmina ahí. Rolando se aparta de su prometida, cayendo bajo el hechizo de otra mujer y olvidando su amor por la joven. Ella, fiel en su amor, espera pacientemente y a pesar de la desilusión, continúa cuidando de sí misma y mostrando su valía. La fidelidad de la joven es finalmente recompensada cuando su canto recuerda a Rolando su promesa y amor verdadero, culminando en su feliz unión.
El cuento remarca la importancia de la constancia, el ingenio y la fidelidad. Las transformaciones mágicas simbolizan no solo el poder de la magia, sino la adaptabilidad y resistencia de la heroína. El final feliz tradicional refuerza el mensaje de que el verdadero amor y la justicia prevalecen sobre el mal, un tema común en los cuentos de hadas de los Hermanos Grimm.
„El amadísimo Rolando“ es un cuento de los Hermanos Grimm que sigue la narrativa tradicional de un cuento de hadas con elementos característicos como la magia, la personificación de objetos y animales, y la lucha entre el bien y el mal. A continuación, se ofrecen algunas interpretaciones y análisis del cuento:
El conflicto familiar: La historia comienza con un conflicto clásico de cuentos de hadas: la rivalidad entre hermanas, en este caso provocada por la madrastra. Esta representación suele resaltar la bondad inherente de la protagonista frente a la envidia y maldad de su hermanastra y madrastra, una temática habitual en los relatos de los Grimm.
La interacción con la magia: La magia juega un papel crucial en la narrativa. La transformación mediante la varita mágica y las gotas de sangre que engañan a la bruja subrayan la diversidad de herramientas mágicas que los personajes buenos pueden utilizar para protegerse y burlar a los malvados.
La figura de la bruja: La madrastra, como bruja y figura antagonista, encarna los peligros que acechan a la protagonista. Su derrota final, provocada por su propia avaricia y arrogancia, refuerza la idea de que el mal es autodestructivo.
Transformaciones y simbolismo: Las transformaciones en lagos, patos, flores y uno mismo en violinista, sugieren temas de cambio y adaptabilidad. La habilidad de la protagonista para transformarse refleja su resiliencia e ingenio frente al peligro. El uso de la música para someter a la bruja puede interpretarse como un símbolo del poder del arte y la belleza sobre el mal.
Tiempos de espera y pruebas de fidelidad: El tiempo en que la protagonista espera a Rolando prueba su fidelidad y amor. Su transformación en una flor „para ser pisoteada“ refleja su sentimiento de abandono y su vulnerabilidad. Este periodo de espera enfatiza el tema de la paciencia y la lealtad eterna, cualidades típicas de una heroína de cuento de hadas.
El desenlace y el poder del amor verdadero: Al final, el amor entre la protagonista y Rolando se reafirma y triunfa sobre el olvido y las dificultades. El canto de la protagonista, que revive los recuerdos de Rolando, destaca cómo la verdadera conexión emocional y las experiencias compartidas pueden superar obstáculos incluso mayores, como el hechizo del olvido.
En resumen, „El amadísimo Rolando“ explora temas de amor verdadero, resiliencia y la lucha entre el bien y el mal, utilizando elementos mágicos y tradicionales de los cuentos de hadas para transmitir sus lecciones y valores.
„El amadísimo Rolando“ es un cuento de hadas de los Hermanos Grimm que explora temas comunes en este tipo de narrativas, como la maldad, la envidia, el amor verdadero y la magia. El análisis lingüístico de este cuento revela varios aspectos interesantes de su construcción y estilo.
Personajes y sus funciones: La
bruja: representa el arquetipo de la madrastra malvada, que es recurrente en los cuentos de hadas. Su lenguaje es directo y cruel, especialmente en su intención de asesinar a su hijastra.
La hijastra: , que es la protagonista, se caracteriza por su ingenio y valentía. Su discurso es más bien explicativo y busca la reacción (y ayuda) de Rolando.
Rolando: , aunque es un personaje secundario, actúa como el interés amoroso y cumple el papel de salvador.
Estructura narrativa: El cuento sigue una estructura tradicional con una introducción de personajes y conflicto, desarrollo, clímax (cuando la bruja persigue a los protagonistas), y resolución. El uso de repeticiones, como las gotas de sangre que responden a la bruja, es un recurso típico de los cuentos orales que ayuda a enfatizar y recordar detalles importantes.
Magia y transformaciones: La magia es central en este cuento, utilizada como medio de supervivencia y resolución de problemas. Las transformaciones (de personas en objetos o animales) simbolizan cambios de identidad y adaptación ante el peligro.
Diálogo y acción: Los diálogos son simples y funcionales, avanzando la trama y revelando intenciones de los personajes. El uso del diálogo directo también facilita la comprensión y el dinamismo del relato. La acción es rápida y directa, con descripciones breves que se centran en lo esencial, como es común en cuentos de este tipo.
Simbología y temas: La historia incluye símbolos como la varita mágica (poder y protección) y las gotas de sangre (culpa y traición). Temas de amor eterno, traición, celos y justicia prevalecen, reflejando valores y creencias culturales.
En resumen, „El amadísimo Rolando“ es un ejemplo clásico de cuento de hadas que utiliza elementos lingüísticos y narrativos característicos para contar una historia de magia, amor y justicia. La claridad en los roles de los personajes, el uso de elementos mágicos y una estructura simple pero efectiva lo hacen accesible y intrigante, manteniendo su popularidad en el folclore y la literatura infantil.
Información para el análisis científico
Indicador | Valor |
---|---|
Número | KHM 56 |
Aarne-Thompson-Uther Índice | ATU Typ 1119 |
Traducciones | DE, EN, DA, ES, PT, IT, JA, NL, PL, RU, TR, VI, ZH |
Índice de legibilidad de Björnsson | 39.1 |
Flesch-Reading-Ease Índice | 26.2 |
Flesch–Kincaid Grade-Level | 12 |
Gunning Fog Índice | 17.8 |
Coleman–Liau Índice | 9.5 |
SMOG Índice | 12 |
Índice de legibilidad automatizado | 7.7 |
Número de Caracteres | 7.608 |
Número de Letras | 5.903 |
Número de Frases | 77 |
Número de Palabras | 1.373 |
Promedio de Palabras por oración | 17,83 |
Palabras con más de 6 letras | 292 |
Porcentaje de palabras largas | 21.3% |
Número de Sílabas | 2.638 |
Promedio de Sílabas por Palabra | 1,92 |
Palabras con tres Sílabas | 380 |
Porcentaje de palabras con tres sílabas | 27.7% |