Tiempo de lectura para niños: 10 min
Érase un hombre que tenía una hija a la que llamaban Elsa la lista. Cuando fue mayor, dijo el padre: „Será cosa de casarla.“ – “ Sí,“ asintió la madre, „¡con tal que alguien la quiera!“ Al fin llegó de muy lejos un joven, llamado Juan, que solicitó su mano, poniendo por condición que la chica fuese juiciosa. „¡Oh,“ dijo el padre, „nuestra Elsa no es ninguna tonta!“ Y la madre dijo „¡Ay, es tan lista que ve el viento correr y oye toser las moscas.“ – „Así, bueno,“ dijo Juan, „porque si no es muy juiciosa, no la quiero.“
Estando todos de sobremesa, dijo la madre: „Elsa, baja al sótano y trae cerveza.“ La lista Elsa tomó el jarro de la pared y se fue al sótano, haciendo sonar vivamente la tapa por el camino para distraerse. Llegado abajo, buscó un taburete, lo puso frente al barril y se sentó para no tener que agacharse, así que no hiciese daño a la espalda y le cogiese algún mal extraño. Luego colocó el jarro en su sitio y abrió el grifo y, para no tener los ojos ociosos mientras salía la cerveza, los dirigió a lo alto de la pared y, tras pasearlos de un extremo a otro repetidas veces, descubrió, exactamente encima de su cabeza, una piqueta que los albañiles habían dejado allí por descuido.
Elsa la lista se echó a llorar, diciendo para sí: „Si me caso con Juan y tenemos un hijo y, cuando ya sea mayor, lo enviamos al sótano a buscar cerveza, puede caérsele la piqueta sobre la cabeza y matarlo.“ Y allí se quedó sentada llora que te grita a voz en cuello por el posible accidente. Mientras tanto, los de arriba esperaban la bebida, pero Elsa la lista no aparecía.
Por fin la madre dijo a la criada: „Vete al sótano a ver qué le pasa a nuestra Elsa.“ La criada fue, y encontró a Elsa sentada delante del barril, chillando fuertemente. „Elsa, ¿por qué lloras de ese modo?“ preguntó la criada. „¡Ay!“ dijo Elsa. „¡Cómo no voy a llorar! Si me caso con Juan y tenemos un hijito y llega a crecer y viene aquí abajo a buscar cerveza, a lo mejor, esa piqueta le cae en la cabeza y lo mata.“
Y la criada dijo: „¡Vaya! Elsa lista que tenemos!“ y, sentándose a su lado, también se puso a llorar por el accidente. Transcurrió un rato, y como la criada no volviera y los de arriba tuvieran sed, dijo el padre al criado: „Vete abajo al sótano, a ver dónde Elsa y la criada se habrán quedado.“ Bajó el criado y encontró llorando a Elsa y a la criada. Les preguntó: „¿Por qué lloráis?“ – „¡Ay!“ dijo Elsa, „¡cómo no he de llorar! Si me caso con Juan, y tenemos un hijo, y llega a mayor, y lo enviamos a buscar cerveza a la bodega, quizá le caiga la piqueta sobre la cabeza y lo mate.“

Y dijo el criado: „¡Vaya Elsa lista que tenemos!“ y, sentándose junto a ella, se puso a su vez a llorar a moco tendido. Arriba aguardaban la vuelta del criado; pero viendo que tampoco él venía, dijo el marido a su esposa: „Baja tú al sótano a ver qué está haciendo Elsa.“ Bajó la mujer y encontró a los tres llorando que no podían más y les preguntó la causa, y, al explicarle Elsa que su futuro hijo, si llegaba a tenerlo, a lo mejor moriría del golpe que le daría la piqueta, si acertaba a caerle encima cuando, siendo ya mayor, lo enviasen por cerveza. La madre dijo a su vez: „¡Ay, qué Elsa más lista tenemos!“ y, sentándose también, se puso a hacer coro con los demás.
Arriba, el hombre esperó un rato, pero como su esposa no regresaba y su sed no cesó, se dijo: „Tendré que bajar yo mismo al sótano, a ver qué está haciendo Elsa.“ Al entrar en el sótano y verlos a todos sentados llorando, y al oír el motivo de aquel desconsuelo, del que tenía la culpa el hijo de Elsa, el cual, suponiendo que ella lo trajese al mundo, podría morir víctima de la piqueta si un día caía la herramienta en el momento preciso de encontrarse él debajo llenando un jarro de cerveza, exclamó: „Vaya Elsa lista que tenemos!“ y se sentó a llorar con los demás.
El novio siguió largo rato solo arriba, hasta que, viendo que no volvía nadie, pensó: „Me estarán esperando abajo, tendré que ir a ver qué es lo que pasa.“ Al bajar las escaleras, vio a los cinco allí sentados, gritando y lamentándose a más y mejor. „¿Pero qué desgracia ha ocurrido aquí?“ preguntó. „¡Ay, querido Juan,“ dijo Elsa. „¡Imagínate que nos casemos y tengamos un hijito y que el niño crezca, y que, quizá, lo mandemos a buscar cerveza aquí abajo y le caiga esa piqueta en la cabeza y lo mate! ¿no es para llorar?“ – „¡Vaya!“ dijo Juan, „más lesteza no hace falta en mi casa. Elsa, me casaré contigo, porque eres tan lista.“ Y, cogiéndola de la mano, la llevó arriba y poco después se celebró la boda.
Cuando ya llevaban una temporada casados, dijo el marido: „Mujer, me marcho a trabajar, hay que ganar dinero para nosotros. Ve tú al campo a segar el trigo para hacer pan.“ – „Sí, mi querido Juan, así lo haré.“ Cuando Juan se hubo marchado, Elsa se cocinó unas buenas gachas y se las llevó al campo. Al llegar a él, dijo para sí: „¿Qué hago? ¿segar o comer? ¡Bah! primero comeré.“ Arrebañó el plato de gachas y, cuando ya estuvo harta, volvió a preguntarse: „¿Qué hago? ¿segar o echar una siesta? ¡Bah!, primero dormiré.“
Y se tumbó en medio del trigo y quedó dormida. Juan hacía ya buen rato que estaba de vuelta, y viendo que Elsa no regresaba, se dijo: „¡Vaya mujer lista que tengo; y tan laboriosa, que ni siquiera piensa en volver a casa a comer!“ Pero como se hacía de noche y ella siguiera sin presentarse, Juan se encaminó al campo para ver lo que había segado. Y he aquí que no había segado nada, sino que estaba allí tumbada y durmiendo en medio del trigo. Entonces, Juan fue de nuevo a su casa y volvió enseguida, con una red para cazar pájaros, de la que pendían pequeños cascabeles, y se la colgó en torno al cuerpo.
Regresó a su casa, cerró la puerta y, sentándose en su silla, se puso a trabajar. Por fin, ya oscurecido, se despertó la lista Elsa y, al incorporarse, notó un cascabeleo a su alrededor, pues las campanillas sonaban a cada paso que daba. Se espantó y se desconcertó, dudando de si era o no la lista Elsa, y acabó por preguntarse: „¿Soy yo o no soy yo?“ Pero no sabía qué responder, y así permaneció un buen rato en aquella duda, hasta que, por fin, pensó: „Iré a casa a preguntar si soy yo o no, ellos lo sabrán de seguro.“
Y echó a correr hasta la puerta de su casa; pero la encontró cerrada. Llamó entonces a la ventana, gritando: „Juan, ¿está Elsa en casa?“ – „Sí,“ respondió Juan, „sí está.“ Ella, asustada, exclamó: „¡Dios mío, entonces no soy yo!“ y se fue a llamar a otra puerta; pero al oír la gente aquel ruido de campanillas, todas se negaban a abrir, por lo que no encontró acogimiento en ninguna parte. Huyó del pueblo y nadie ha vuelto a saber de ella.

Antecedentes
Interpretaciones
Lengua
„Elsa la Lista“ es un cuento de los Hermanos Grimm que presenta una historia humorística y satírica sobre una joven llamada Elsa, conocida por su aguda inteligencia. El relato explora temas como la percepción de la inteligencia, las preocupaciones excesivas y las consecuencias de llevar el pensamiento lógico al extremo.
La historia comienza cuando el padre de Elsa decide que es hora de casarla. Un joven llamado Juan, interesado en Elsa, pone como condición que ella sea juiciosa. Los padres de Elsa alaban su inteligencia, describiéndola como alguien que „ve el viento correr y oye toser las moscas“, una metáfora que refleja exageradamente su perspicacia.
Sin embargo, el cuento rápidamente nos muestra otra cara de Elsa. Encargada de ir al sótano a buscar cerveza, Elsa se distrae con una serie de pensamientos absurdos y catastróficos, preocupándose de que, en un hipotético futuro, su hijo pueda morir por la caída de una piqueta olvidada en el muro del sótano. Este pensamiento la sume en un llanto irrazonable que contagia a todos en la casa, quienes también se pierden en la misma preocupación infundada.
Eventualmente, Juan, al ver la conducta de Elsa, decide que su singular tipo de „listeza“ es suficiente para casarse con ella. Sin embargo, el cuento continúa mostrando las insólitas prioridades de Elsa, como cuando prefiere dormir antes que trabajar en el campo. Los acontecimientos culminan con una escena cómica en la que Elsa, tras ser cubierta con una red de campanillas por su marido, duda de su propia identidad.
„Elsa la Lista“ utiliza el humor y la exageración para resaltar cómo una inteligencia mal orientada puede llevar a situaciones absurdas e ilógicas. Es un cuento con una moraleja implícita sobre el equilibrio entre pensar con sensatez y permitir que el exceso de análisis paralice la acción.
„Elsa la Lista“ es un cuento de los Hermanos Grimm que destaca por su peculiar y absurda forma de presentar el ingenio exagerado de su protagonista, Elsa. A menudo, las historias de los Grimm exploran las características humanas llevadas al extremo, y en este caso, se trata de una sátira sobre la inteligencia percibida y las decisiones irracionales.
En el relato, Elsa es considerada extremadamente lista por sus padres, ya que aparentemente tiene una capacidad extraordinaria para prever situaciones, pero su juicio se muestra enredado en pensamientos absurdos y excesivamente hipotéticos. Este tipo de humor absurdo es característico de algunos cuentos folclóricos que buscan entretener, pero también reflejan comportamientos humanos exagerados.
La estructura del cuento sigue una lógica de repetición que acrecienta su aspecto cómico, donde todos los personajes, uno tras otro, se convencen de la lógica distorsionada de Elsa, destacando la narrativa absurda. Cuando finalmente el pretendiente, Juan, entra en la escena, acepta casarse con ella precisamente por su “juicio”. Esto pone en evidencia la ironía del cuento: lo que se presenta como „inteligencia“ es, en realidad, una parodia de la racionalidad llevada al punto de la irracionalidad.
La última parte del cuento, donde Elsa comienza a cuestionar su identidad debido a los cascabeles, añade un toque final de humor absurdo, pues la confusión de Elsa alcanza un nuevo nivel. Esta historia enfatiza cómo a veces la preocupación excesiva por el futuro o la sobreintelectualización pueden llevar a situaciones cómicas e ineficaces.
Este cuento, como muchos otros de los Hermanos Grimm, no solo busca divertir, sino también ilustrar algún aspecto de la naturaleza humana, utilizando personajes y situaciones extremas para resaltar ciertos comportamientos o maneras de pensar.
El cuento „Elsa la Lista“ de los Hermanos Grimm es un relato breve que ilustra una sátira ingeniosa sobre la percepción de la inteligencia y las consecuencias de la falta de juicio práctico. A continuación, se ofrece un análisis lingüístico del texto:
Estructura y estilo: El cuento sigue una estructura típica de los relatos orales de los Hermanos Grimm, con una introducción que presenta a los personajes y el conflicto, un desarrollo que muestra la situación absurda que surge y un desenlace que describe las consecuencias de las acciones de los personajes. El estilo es directo y utiliza mucho diálogo, lo cual es característico de los cuentos populares, facilitando su narración oral.
Caracterización a través del diálogo: Los personajes son caracterizados principalmente a través de sus diálogos. Elsa es presentada desde el inicio como „lista“, pero sus acciones contradictorias revelan su falta de sentido común. Las frases repetitivas y directas como „Vaya Elsa lista que tenemos“ enfatizan la ironía del título del cuento.
Uso del humor y la ironía: El cuento utiliza la ironía para burlarse de la sobreatención a riesgos improbables y las decisiones ilógicas. Elsa es considerada lista por prever un escenario altamente improbable, y la situación se vuelve absurda cuando todos empiezan a llorar por un problema inexistente. La resolución del cuento, donde Elsa duda de su propia identidad al escuchar las campanillas, exacerba este humor absurdo.
Repetición y acumulación: La repetición es una técnica narrativa usada frecuentemente para generar humor, ritmo y anticipación. En el cuento, la estructura repetitiva de los personajes uniéndose a Elsa en su llanto ridículo crea una acumulación que destaca la falta de inteligencia práctica de todos los involucrados.
Lenguaje y simbolismo: El cuento emplea un lenguaje sencillo y cotidiano, accesible para un público amplio. La „piqueta“ simbólicamente representa las preocupaciones irracionales que pueden inmovilizar a las personas. El sonido de las campanillas que lleva Elsa en la red es un símbolo de su confusión y pérdida de identidad, ilustrando el clímax absurdo de su situación.
En resumen, „Elsa la Lista“ es un ejemplo de cómo los cuentos de los Hermanos Grimm emplean el humor y la ironía para transmitir lecciones sobre la inteligencia y el sentido común, utilizando un lenguaje simple y repetitivo que facilita su comprensión y transmisión oral.
Información para el análisis científico
Indicador | Valor |
---|---|
Número | KHM 34 |
Aarne-Thompson-Uther Índice | ATU Typ 1450 |
Traducciones | DE, EN, DA, ES, FR, PT, FI, HU, IT, JA, NL, PL, RO, RU, TR, VI, ZH |
Índice de legibilidad de Björnsson | 29 |
Flesch-Reading-Ease Índice | 42.4 |
Flesch–Kincaid Grade-Level | 10.7 |
Gunning Fog Índice | 14.1 |
Coleman–Liau Índice | 7.9 |
SMOG Índice | 12 |
Índice de legibilidad automatizado | 4.3 |
Número de Caracteres | 6.692 |
Número de Letras | 5.037 |
Número de Frases | 92 |
Número de Palabras | 1.250 |
Promedio de Palabras por oración | 13,59 |
Palabras con más de 6 letras | 193 |
Porcentaje de palabras largas | 15.4% |
Número de Sílabas | 2.226 |
Promedio de Sílabas por Palabra | 1,78 |
Palabras con tres Sílabas | 271 |
Porcentaje de palabras con tres sílabas | 21.7% |